lunes, 31 de mayo de 2010

POEMA PARA MARTÍN (A Martín Ciaffaroni Castro)

Desde mi mente adulta y prisionera,
contaminada por lo cotidiano,
yo te escribo Martín, y a mi manera,
intentaré igualar tus puras manos,
que limpias de lo burdo y lo mundano
liberan las palomas tempraneras.

Esas mismas palomas que, a tu son,
vuelan por tus palabras inocentes,
y caen al papel alegremente,
como llamadas por una canción
que brota de tu bello corazón,
que es mucho más hermoso que la mente.

Ojalá los que oímos tus historias
podamos contagiar la inteligencia
con la tierna beldad, sin apariencias,
y la imaginación de tu memoria,
pues mucho más valioso que la gloria
es la clara pasión de tu inocencia.

Ten paciencia, Martín, porque tus palmas
vivirán para siempre en la ternura,
libres de la codicia y la amargura,
con el eterno amor y eterna calma,
como ese árbol, que con su espesura,
guardas tanto en tu patio como en tu alma.

DANIELA (A Daniela Ciaffaroni Castro)

(A Daniela Ciaffaroni Castro)
Moneda que está en la mano
quizás se deba guardar,
la monedita del alma
se pierde si no se da.
(Antonio Machado)


Cuando naciste tú, Martín ya estaba,
pero comprendías que te necesitaba.
Fuiste desde muy niña hermana y madre
porque, como el amor, fuerte es la sangre.
Sé que ante cada llanto fuiste consuelo
y ante cada tristeza fuiste su cielo.
Nadie te lo enseñó, nació de tu alma,
como desde el capullo nace la flor;
como del árbol nuevo nace la rama,
de tu espíritu niño nació tu amor.
Se lo diste a Martín sin medias tintas,
servido en un abrazo o una caricia,
como bandeja de oro fueron tus manos,
ausentes de intereses y de malicia.
Así como el pintor pinta su cuadro
y el escultor moldea su escultura;
así como tu hermano crea su cuento,
así es como Martín ¡ES OBRA TUYA!
Porque en cada palabra de su historia
está, aunque no la veas, tu mano diestra,
porque nadie le escapa al pensamiento
que ha sido tu pasión su mejor maestra.
Por eso al darme cuenta de tu entrega,
llega hasta mí la pureza de tu alma,
y al pensarte tan buena y amorosa
me atrevo a regalarte estas palabras:
¡Nunca renuncies a ese amor bendito
que DIOS al corazón te ha regalado!;
¡lo que das con amor no tiene precio!
porque es el mismo amor su mejor pago.
Sé eternamente buena, ¡pero siempre!;
¡ayuda siempre a todos!, ¡pero a todos!;
¡escucha!; ¡ríe!; ¡consuela!, ¡a todo el mundo!,
no importa la razón, el fin ni el modo.
¿Sabes acaso cuánta gente triste
anda buscando tan desesperada
un hombro en que apoyarse, una mano
donde encontrar la ayuda tan ansiada?
Y tú tienes el don, ¡no lo malgastes!;
¡riégalo sin descanso, día a día!,
y llegará el momento en que tu obra
pagará con un beso tu hidalguía.
Martín será el primero que sin tregua
lanzará hacia el papel (alma que vuela)
el mejor de sus cuentos, ¡el más bello!,
su título será: ¡GRACIAS DANIELA!

sábado, 8 de mayo de 2010

DIFERENCIA

Qué distintos que somos
el día y yo.
Me refiero a este día
en que refucila,
azota la ventisca
y se perfila
tras un breve granizo
la lluvia mansa.
Mientras, mi alma descansa
de cara al sol.

Qué distintos que somos
el día y yo.
Este día de truenos,
de fulgurantes
rayos que no perdonan
y amenazantes
sacuden su voltaje
sobre la hierba.
Mientras, mi alma conserva
quietud y flor.

Qué distintos que somos
este día y yo.
Transeúntes escasos
que en raudos pasos
van en pos de un alero
para reparo.
Y yo vivo al amparo
del infinito
manto con que tu amor
me hace bendito.

¡Muy distintos nos vemos
este día y yo!
Día de lumbre escasa
por las cocinas
que lúgubre y lejana
poco ilumina.
Mientras, mi alma destella
enceguecida
los quemantes fulgores
que arma la vida.

Afuera, el viento loco;
adentro, DIOS;
afuera, el trueno; adentro,
tu dulce voz;
afuera, piedra y lluvia;
adentro, el sol;
¡qué distintos que somos
este día y yo!

AUSENCIA

A veces paso momentos
con la mente en blanco...
pensando.
Humo soy,
quizás niebla,
como las almas voy…
vagando.
Nada cruza mi ser,
nada me mueve
en ese instante:
no soy,
no veo, no existo,
no tengo “hoy”,
ni “mañana”,
ni “antes.
No tengo más sostén que codo y palma.
No registro virtudes
ni falencias.
Soy como un viejo socio de la nada
inundado de eternas latitudes
y de ausencias.
No registro memoria:
Puede el mundo caerse a mi costado
y yo sigo vagando en otro lado.
Pero un inexplicable crepitar
o el crujido minúsculo de un paso
pueden hacerme pestañear
y así saber que estuve anclado en mi antebrazo.

Sé que a todos nos pasa.
No me alarmo.
El único misterio que me abraza,
que me deja pensando,
es que si en ese instante yo me fui...
o de algún otro lado estoy llegando.

viernes, 7 de mayo de 2010

SONETO INVERTIDO

Mundo invertido, mundo desolado;
delito unido; pueblos divididos;
el pobre hambriento, y el Poder...¡callado!

Dignidad y salarios: reprimidos;
rufianes, libres...; jueces, engrillados;
¡héroe el ladrón!; los viejos...¡sublevados!.

Libre el abuso; presa la justicia;
el concierto mundial...¡un desconcierto!;
la nueva religión es la avaricia;
los odios, vivos; los amores, muertos.

La droga anda en las calles sin respeto;
el respeto, recluso en las paredes;
¡y yo escribo al revés este soneto!;
¿alguien puede explicar lo que sucede?

EL MAR

Incansable, irascible y peligroso,
dócil, suave, grandioso e indefenso;
todo eso eres, mar vertiginoso,
todo eso eres, mar viejo e inmenso.
Hacedor de epopeyas memoriales,
vio tu seno la guerra de los hombres,
y el triunfador de crímenes fatales
te ha bautizado con su propio nombre.
Tesoro de incontables fantasías,
tu mundo es otro mundo, diferente;
tus aguas guardan bellas poesías,
tus ojos la sonrisa de la gente.
Tu ancianidad tan grande y majestuosa
te ha dado barbas blancas en tu espuma,
una ira incontenible y tempestuosa,
y te ha dado misterio entre tu bruma.
Con tus colores amas, juegas, tientas;
tú puedes ser azul en bella calma;
puedes lograr tu verde en la tormenta
o ser tan cristalino como mi alma.
Besas la tierra y tiemblan las arenas;
arremetes con fuerza y con fiereza,
quizá porque alguien te ha legado alguna pena
o algún infiel dejó de lado sus promesas.
Te hicieron tumba de hombres inconscientes
y te surcan a diario sin prejuicios;
y matan a tus hijos inocentes
y sólo te devuelven desperdicios.
Y puedes cantar tanto con tus olas
regalando tu arrullo de milenios,
que dejaste en las bellas caracolas
los cantos de tu fondo y de tus sueños.
Eres inteligente por momentos,
y en otros tu murmullo ya delira,
y a propósito te aliaste con el viento
para golpear de frente al que te mira.
Peleador, incitante al desafío,
te aprovechas de un alma pasajera,
la acaricias y envuelves con tu frío
hostigando las horas y la espera.
Hasta que llega el sol y te despierta,
y como un monstruo cruel te desperezas
poniendo tu alma rígida y alerta
para escuchar amor, ¡tantas promesas!
Si habrás sido testigo de ilusiones;
si habrás sido hacedor de tantas iras;
si habrás sido oidor de pretensiones
¡y si habrás escuchado de mentiras!
Hoy tu confín me llena de falencias
y tu azul de pasión y rebeldía,
y tu poder me sume en la impotencia
de ser tan poco frente a tu osadía.
No te preocupes mar, yo te comprendo,
pues yo también crecí de amor y fantasía;
por ilusión creí ser grande en mi contento,
pero desde hoy tu soledad... también es mía.

jueves, 6 de mayo de 2010

EL ROCÍO Y LA ROSA (A Marcela)

Sigilosa es la gota de rocío
que cae matinal sobre la rosa;
cae como temblando..., ¡temerosa!,
buscando resguardarse del hastío.

Y la rosa la acoge dando asilo,
brindándole su pétalo por lecho,
y la gota desliza sin despecho
al encuentro de estambres y pistilos.

Así buscó mi alma, gris, miedosa,
esconderse del viento, el sol y el frío,
porque fui como gota de rocío
y tú, ¡mi gran amor!, fuiste la rosa.

INDIGENCIA

I

Hoy he visto un niñito mendigando,
estiraba su brazo cual la rama,
cuatro trapos de aire eran su cama
y la miseria allí, revoloteando.

Tan sólo me miró, ¡su mano hablaba!
y al asomarme a su palma roída
pude ver la tristeza estremecida
del mundo ruin que su aguijón nos clava.

Y dije, -¿qué hago yo con la moneda?
¿Podré lavar la pena que te aqueja?
¿o la habrás de entregar a quien te deja?-

¡Me volví y le di un plato de comida!
¡Más que engordar a un padre que no cuida,
prefiero alimentar tu infancia vieja!

II

Y mientras me alejaba, cabizbajo,
la humanidad dejaba en mis sentidos
el peso de sus culpas, de su olvido
por quien debe crecer tomando atajos.

¿Dónde está su derecho a la comida,
a su impar condición de ser "humano";
derecho al "ser igual", alegre y sano;
al trabajo, al estudio...a la vida?

Miré a mi alrededor: "soy del enjambre
que cree solucionar su viejo hambre
con la ración que aplaca la conciencia".

Pero al saberme inútil e impotente
quise cargar sus faltas en mi frente
y pedirle perdón por su indigencia.

TRAYECTO DE LA BOMBA

Dormida quietamente en una caja,
a oscuras y en silencio, ella descansa;
sólo un trozo de hierro en su mortaja,
con aspecto inocente, fría y mansa.
Su germen fue la mente de un insano
y su vientre el fragor de la caldera;
su destino el dolor de algún hermano,
pero ella no lo sabe y sólo espera.
Qué pensaría el metal viendo su brillo
como inocente cómplice en su suerte:
no le tocó ser vida en un martillo,
le tocó ser la bomba que es la muerte.
No pudo hacer la paz del campo amado,
le tocó hacer la guerra y escribirla;
no pudo hundirse en tierra como arado,
sino hundirse en la carne como esquirla.
Y allí yace, dormida, esperando
que la tome una mano enceguecida
y la lance a la atmósfera volando
sentenciando al que advierta su caída.
Se precisa un segundo solamente,
se abre una puerta y ruge por el cielo,
y se escucha el violín más deprimente
y su redoble es muerte sobre el suelo.
Su oficio es destruir, ya va en camino;
¡qué sabe ella de amigo o enemigo!...
muere tanto lo feo y lo divino:
el cardo estéril como el fértil trigo.
Y se transforma en trueno irremediable
la pacífica calma del labriego;
la frescura sin par del campo amable
vira a cálida muerte hecha de fuego.
Y la desolación en un segundo:
ya no es más primavera, ahora es otoño;
no importa lo que viva en este mundo:
morirá el viejo tronco y el retoño.
Arrasará la vida con su brillo,
a su gemir cualquier latido aborta,
sea negro, blanco, mestizo o amarillo,
total eso a la bomba no le importa.
Y pensar que dormía, fría e inerte;
no tenía en su meta ningún nombre;
no se sabía capaz de triste suerte
pero hay una verdad, aunque esto asombre:
sin la mano que pulsa no habría muerte;
la verdadera bomba es el hombre.

VIVO Y MUERTO (A los chicos de Malvinas)

¡Justo homenaje se le hace al caído en la batalla!;
para homenajear al vivo faltan la fuerza y la agalla.

En el horror de la tumba descansa un cuerpo deshecho;
el pobre sobreviviente lleva la tumba en el pecho.

¡Hondo silencio se guarda a la memoria del muerto!,
mas la memoria del vivo es un silencio desierto.

La cruz de madera blanca guarda un sueño penitente;
el vivo ciñe su cruz en un sueño recurrente.

Los dos lucharon valientes en el frío austral e inerte:
el muerto perdió su vida y el vivo ganó la muerte.

Dos puntas para un regreso tan fatal como nocivo:
tan "gloriosamente" muerto o tan "tristemente" vivo.

El muerto, por quieto y mudo tiene su lecho ganado;
vaga el vivo con su ausencia, en vilo y desocupado.

El muerto es el frío absurdo; la tristeza congelada;
el puñal embanderado de una clase castigada.

El vivo es la herida abierta, como la deuda pendiente
pagadera a tiempo eterno con un depósito ausente.

Los libros de historia adulan al prócer de un tiempo ido;
hay un prócer que camina sepultado en el olvido.

Y otro con el cuerpo tieso, enterrado desde el nido,
ese que quedó truncado por capricho de un bandido.

Vivo con muerto comparten un suelo patrio perdido.

PATRIOTAS

Patriotas sin nombres; patriotas sin rostros;
patriotas sin lenguas; ¡patriotas nosotros!

Patriotas aquellos que alzan el hacha
tragando el silencio del monte chaqueño;
patriotas aquellos que en una canoa
transitan a diario el dolor isleño.

Patriotas aquellos que siegan el trigo
cuando el campo inmenso semeja un incendio;
patriotas de azúcar los que por la zafra
lloran tras la puerta del cerrado ingenio.

Patriotas aquellos que desde las viñas
forjan la textura del licor sagrado;
patriota el orfebre, o el "mano de arcilla",
o aquel que en el cuero se nombre artesano.

Patriotas aquellos del sur olvidado,
que del mar al Ande esquilan sus sueños;
patriotas aquellos del norte apunado,
que mascando coca trituran su tiempo.

Patriotas los tobas, eternos "sin tierra",
dueños del suburbio de la raza humana;
patriotas mapuches, eternos "sin nada",
¡no era el sur desierto cuando vos estabas!

Patriota el que sana; patriota el que canta;
patriota el anciano que ya hizo sus armas;
patriotas de blanco los que con la tiza
fabrican patriotas de libre palabra.

Patriotas sin tiempo; patriotas sin logros;
patriotas honestos; ¡patriotas nosotros!

Los que por ser muchos; los que por ser todos;
los que por ser pueblo, sencillo y paciente,
no tendremos nunca un nombre ni un rostro
y siempre ha de ser nuestro tiempo el presente.

Por eso sabemos que nuestra existencia
no ha de prolongarse sino en la memoria;
porque al ser "sin nombre", porque al ser "sin rostro",
no transitaremos los libros de historia.

Para perpetuarnos en anonimato
no nos hacen falta leyes ni decretos;
nos reelegimos solos, siempre a diario,
sin pompas ni fotos, ya casi en secreto.

No olvide quien lea estos simples versos,
que es también patriota, que también es nuestro,
porque no es patriota quien manda la Patria,
sino el que la hace. ¡PATRIOTA ES EL PUEBLO!

LOS JUSTOS

Los que cargan la honda con la piedra sagrada
que iguala la balanza y da filo a la espada.

Los que siempre sopesan virtudes y defectos,
rectificando curvos y premiando a los rectos.

Los que erguidos trabajan por los que ya no pueden,
desoyendo amenazas a las que nunca ceden.
Los que altivos defienden ideales con altura,
sin ver el protocolo de las investiduras.

Los que reparten todo con la gran maestría
(ausente de impurezas) de la sabiduría.

Los que escuchan al hombre sin actos ni entremeses,
sin la soberbia ingrata de ungirse como jueces.

Los que dan con mesura administrando bienes,
sin propiciar a algunos y empobrecer a quienes.

Los que rinden examen y ganan la subasta
anteponiendo esbeltos la ciencia y no la casta.

Los que dicen "yo hago" sin ver las apariencias,
con el convencimiento de la pura conciencia.

Los que aman y perdonan; comprenden y aconsejan;
distribuyen e igualan; moderan y asemejan.

(En un mundo que corre, que todo le resbala,
que piensa en su granero y para él sólo empala.
Que asume la justicia para el círculo estanco
que ostenta sus virtudes en la cuenta de Banco.
Para un mundo que compra con dinero el trabajo,
dinero que, seguro, viene negro y de abajo.
Para un mundo que juzga con el convencimiento
que nunca hay "dos campanas" ni un segundo argumento.
Que no vale defensa frente al principio necio
que hasta el juicio se compra si se logra un buen precio.
Para un mundo que cree que preservar la vida
es seguir abonando la conciencia suicida
de creer que "todo es mío" lo bonito y lo bueno
y tan sólo la paja se aloja en ojo ajeno).

Difícil derrotero el que los justos siguen:camino con espinas ¡muy pocos sobreviven!

En medio de las aguas sucumben como el fuego;
son como el visionario en un mundo de ciegos.

¡Adelante guerreros contra el actuar vetusto!
yo, al menos, los aplaudo...¡creo que es lo más justo!

DEFENSA DE LA TIERRA

Incomparable magia la del viento
que viaja sin descanso por la tierra
sin gastar un centavo en el intento
de unir el mar con la lejana sierra.

Incomparable brillo el de las aguas
que pueden ser océano o un río;
lluvia con acuarela de paraguas
o suave como gota de rocío.

Incomparable amor es el que tiene
el árbol, de la raíz hasta la hoja;
purificando el aire nos mantiene
y en la flor nos deslumbra y nos congoja.

Incomparable blanco el de la nieve
que inmaculada viste cordilleras,
y en su escabroso y pálido relieve
se posa desafiante en la ladera.

Incomparable azul que viste el cielo,
ruta libre del ave altiva y bella,
que le abre paso al sol sobre este suelo
o puede ser también caja de estrellas.

Incomparable luz del sol que alumbra
y que nos da calor en su salida;
enemigo del frío y la penumbra
y amigo inseparable de la vida.

Y el cielo con el sol miran la nieve
y constantes, tenaces, forman ríos
que han de volcarse al mar, y así se puede
formar la nube de algodón y frío.

Incomparable beso el de la arena
que acariciando el agua trae al viento,
y éste arrastra las nubes de agua buena
que caerá sobre el pino corpulento.

Incomparable fruto el de la tierra
que brilla como el oro en esa espiga,
brindando el alimento que destierra
de nuestro cuerpo el hambre y la fatiga.

Incomparable ser, el animal,
que corre, nada, vuela o se desliza,
mostrando con fiereza sin igual
que es dueño de la tierra en la que pisa.

Incomparable DIOS, el artesano,
que una noche soñó tanta belleza,
y acomodó las cosas con sus manos
gestando la vital NATURALEZA.

Inentendible actuar del ser humano,
que destruye la tierra noche y día,
criminal con su mente y con sus manos,
en lugar de vivir en armonía.

A MIS HERMANOS POETAS

"Los poetas están en el camino
y hacen allí los versos.
Están poeta, obrero y campesino
unidos en el trébol."
(José Pedroni: "Canto del compañero de ruta")

Saludos, hermanos de la noble gracia
de dejar escrita la palabra amada.

Saludos, profetas de la noble alma,
dueños del lirismo de la voz callada.

De esa que no suena cuando no se habla,
pero que está allí, para ser hablada.

Si el destino inquieto nos puso la llaga
de gestar el verso sin saber la causa,

seamos orgullosos de esta bella arma
de filo invisible pero de honda trama.

Con ella podemos calar la nostalgia
o buscar gallardos la alegría olvidada.

Podemos acaso cantarle a la Patria,
destino y figura del verso que clama.

Pero no olvidemos, hermanos poetas
de lo más sublime que exige la letra:

No lleven su lápiz a la estéril gesta
del verso sin fondo, sin fin o sin lema.

No inclinen la tinta al "todo es igual",
al cómodo verbo, al verso trivial.

Cántenle al paisaje, cántenle al amor,
pero nunca callen ajeno dolor.

DIOS bajó a sus manos a darles el don
de llevar en ellas a los que no son,

a los que no tienen, a los que no van,
a los ya sin techo, sin agua o sin pan.

A los olvidados, héroes sin razón
que hallaron la guerra sin tener opción.

¡No callen su arenga frente a la violencia!;
la espada es soberbia, la pluma, clemencia.

¡No borren su estrofa frente a la injusticia!;
la injusticia mata, la estrofa acaricia.

¡No escondan su canto frente al miedo insano!;
el miedo es oscuro, el canto es lozano.

¡No vendan su arte a ningún gobierno!;
el poder termina, el arte es eterno.

Hermanos poetas, que bello legado
ser la voz del mudo, el pie del lisiado,

la vista del ciego, la mano del manco,
la buena memoria del pueblo olvidado.

Cántenle al paisaje; cántenle al amor;
a todos y a todo: ¡VUESTRO ES EL HONOR!

Mini-biografía

Nací en Melincué, Santa Fe, Argentina, y ahora estoy viviendo en Colón, Buenos Aires.
Escribo desde hace más de 30 años y me apasiona particularmente la poesía, aunque también tengo obras en prosa. Tengo dos libros editados: "Coplas al Aire", de poesía, y "Si por contar yo muero", de narrativa, así como también otros cuatro libros sin editar.
Trato de reflejar en mis escritos la belleza de las cosas simples que marcaron mi vida, así como también expresar el dolor de la gente y las críticas imperdonables a los vejaciones que nos someten quienes rigen nuestros destinos.
Considero que la poesía no está solamente para elogiar una flor o secar una lágrima, sino también para denunciar. Nunca me perdonaría si mis palabras sirvieran solamente para la rima sin destino.